26 may 2010

La muerte de Britney Spears

Con apenas 28 añitos, Britney Spears ya ha empezado a pensar en su muerte y en cómo escapar de ella. Hoy por hoy, su intención es seguir los pasos del dibujante Walt Disney y pagar los 350.000 dólares que cuesta el mantener su cuerpo congelado a la espera de nuevos avances científicos que puedan, a saber cuando, devolverla de nuevo a la vida.     
     ¿Quién no ha soñado nunca con ser inmortal, con ser inmune a las enfermedades, a los accidentes o a las armas? En algún momento de nuestra existencia, esa idea, por muy utópica que sea, nos ha atravesado la mente. Sin embargo, tan rápido como apareció, desapareció. Porque la realidad es otra y todos, independientemente de nuestra economía personal, de nuestro estatus social, de nuestra inteligencia o nuestras habilidades artísticas, estamos destinados a convertirnos en polvo y a desaparecer para siempre.
A pesar de esa obviedad, excéntricos millonarios sueñan con alternativas y depositan toda su confianza en manos de los científicos (que, quizá, confundan con magos). Entre ese pequeño clan de soñadores, Britney Spears está dispuesta a destinar una parte importante de su fortuna a la congelación de su cuerpo para que lo mantengan, al igual que hicieron con el de Walt Disney, con nitrógeno líquido aplicándole así la tecnología de criogenia. Una vez fallecida, ¿volverá a despertarse dentro de largas décadas? Y en ese caso, ¿alguien acaso sabrá quien era Britney Spears?

¿EN QUÉ QUEDAMOS?

     Antes de ser informada acerca de ese discutible proceso, Britney Spears había asegurado a sus amigos que su deseo era utilizar sus cenizas para convertirlas en diamantes. Aunque no sepamos cómo acabará finalmente el cadáver de Britney Spears, todo apunta a que no será enterrado como el de la inmensa mayoría de los seres humanos.
La que es excéntrica, lo es hasta el final, incluso hasta después de su muerte.
Terra Música - Gerardo Grande     

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